El ERTE, que significa Expediente de Regulación Temporal de Empleo, es una medida que permite a las empresas suspender o reducir temporalmente la jornada laboral de sus empleados debido a circunstancias económicas, técnicas, organizativas o de producción. Durante esta situación, es común preguntarse: ¿quién paga el ERTE a un trabajador?
En primer lugar, es importante destacar que el ERTE no es una indemnización ni un salario, sino una prestación por desempleo a cargo del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Este organismo es el encargado de gestionar y abonar el dinero correspondiente a los trabajadores afectados por un ERTE.
En caso de encontrarse en un ERTE, el trabajador debe solicitar la prestación por desempleo al SEPE. Este proceso puede realizarse de forma telemática a través de la página web del SEPE o de forma presencial en las oficinas de este organismo. Una vez presentada la solicitud, el SEPE realizará una evaluación para determinar el importe de la prestación que le corresponde al trabajador.
Es importante tener en cuenta que el importe de la prestación por desempleo varía en función de varios factores, como el tiempo cotizado, la base reguladora y el número de hijos a cargo. Además, durante la duración del ERTE, el trabajador deberá cumplir con las obligaciones establecidas por el SEPE, como la búsqueda activa de empleo.
En resumen, en un ERTE, el SEPE es el encargado de pagar la prestación por desempleo al trabajador. Este organismo es responsable de evaluar la solicitud y determinar el importe correspondiente en base a los criterios establecidos. Por tanto, es fundamental que el trabajador afectado por un ERTE solicite la prestación para poder recibir el pago correspondiente durante este periodo de suspensión o reducción temporal de la jornada laboral.
El ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una medida que permite a las empresas suspender temporalmente los contratos de sus trabajadores o reducir su jornada laboral. Durante este periodo, las empresas están obligadas a pagar una serie de prestaciones a los trabajadores afectados por el ERTE.
En primer lugar, la empresa debe abonar el 70% de la base reguladora de la prestación por desempleo a los empleados que hayan sido incluidos en el ERTE por fuerza mayor. Este porcentaje se incrementa al 80% a partir del sexto mes de la suspensión de contrato.
Además, las empresas deben seguir pagando las cotizaciones sociales de los trabajadores incluidos en el ERTE, aunque con una serie de reducciones en su cuantía. En concreto, durante los primeros 180 días de aplicación del ERTE, las empresas están exentas de pagar la cotización empresarial a la Seguridad Social, y solamente deben abonar el 25% de la cotización de los trabajadores.
En el caso de los trabajadores en ERTE por causas económicas, tecnológicas, organizativas o de producción, la empresa debe abonar el 100% de la base reguladora de la prestación por desempleo, a partir del octavo día de suspensión de contrato. No obstante, las empresas no están exentas de pagar las cotizaciones sociales de los trabajadores en este tipo de ERTE.
En resumen, las empresas que aplican un ERTE deben pagar una parte de la prestación por desempleo a los trabajadores afectados y seguir pagando las cotizaciones sociales de los mismos. La cuantía de estas obligaciones varía en función del tipo de ERTE y del tiempo de aplicación del mismo.
Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una medida excepcional que permite a las empresas suspender o reducir temporalmente la jornada laboral de sus empleados debido a situaciones de fuerza mayor o causas económicas, técnicas, organizativas o de producción.
En el caso de un ERTE, la empresa tiene la obligación de abonar a la Seguridad Social una cantidad fija por cada trabajador afectado. Esta cantidad varía en función del número de trabajadores incluidos en el ERTE y de las horas de trabajo suspendidas o reducidas.
El cálculo de la cantidad a pagar se realiza aplicando a la base de cotización del trabajador una determinada porcentaje establecido por la normativa vigente. Por ejemplo, para los primeros 6 meses de suspensión de contrato, el porcentaje es del 70% y a partir de entonces se reduce al 50%.
Además, es importante tener en cuenta que la empresa puede solicitar una exoneración parcial de las cotizaciones sociales si cumple determinados requisitos establecidos por el Gobierno. Esta exoneración puede ser del 100%, del 90% o del 75% en función del tamaño de la empresa y de la fecha de inicio del ERTE.
En resumen, en un ERTE la empresa de Seguridad Social paga una parte de la nómina de los trabajadores afectados, calculada en función de la base de cotización y el porcentaje establecido por la normativa. Además, la empresa puede solicitar una exoneración parcial de las cotizaciones sociales.
La empresa cotiza en ERTE a través de una serie de pasos y requisitos que deben cumplirse para que todo el proceso sea válido y legal. En primer lugar, es importante que la empresa informe a la autoridad laboral competente sobre la decisión de aplicar un ERTE. Esto se realiza mediante la presentación de una solicitud en la que se justifiquen las circunstancias que han llevado a tomar esta medida.
Una vez presentada la solicitud, la empresa debe realizar una comunicación a los representantes de los trabajadores o, en su defecto, a los propios trabajadores afectados por el ERTE. En este comunicado se deben especificar los motivos del ERTE, la duración prevista y las consecuencias que tendrá para los trabajadores.
A continuación, la empresa debe comunicar a la Seguridad Social la aplicación del ERTE. Esto se hace a través del envío de un parte de alta de trabajadores conteniendo los datos de los empleados afectados por la medida. Además, cabe destacar que durante el ERTE, la empresa deberá seguir cotizando a la Seguridad Social tanto por las horas trabajadas como por las horas no trabajadas.
Otro punto importante es que la empresa debe tener en cuenta que los trabajadores afectados por el ERTE no podrán ser despedidos durante la vigencia del mismo. De lo contrario, deberán proceder al abono de las prestaciones por desempleo a los trabajadores afectados.
Por último, una vez finalizado el ERTE, la empresa deberá comunicar a la autoridad laboral competente el cese de la medida. Esto se hará mediante la presentación de un parte de baja de trabajadores en el que se indicará la fecha de finalización del ERTE y se especificará si los trabajadores han sido reincorporados o no.
En resumen, para que una empresa cotice en ERTE debe cumplir con una serie de pasos y requisitos legales como la presentación de la solicitud, la comunicación a los trabajadores y a la Seguridad Social, el mantenimiento del empleo durante la vigencia del ERTE, y la notificación del cese de la medida una vez finalizada. Es fundamental seguir todos estos procedimientos para evitar posibles sanciones o inconvenientes legales.
Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es un mecanismo utilizado por las empresas para hacer frente a situaciones de crisis económicas o causas de fuerza mayor, como la actual pandemia de COVID-19.
El objetivo principal de un ERTE es permitir a la empresa suspender o reducir temporalmente los contratos de trabajo, lo que genera un ahorro en costes laborales.
Para que una empresa pueda solicitar un ERTE, debe cumplir una serie de requisitos y someterse a un proceso administrativo. Primero, debe elaborar un informe técnico-económico que justifique la necesidad del ERTE. Luego, debe comunicarlo a los representantes de los trabajadores y notificarlo a la autoridad laboral correspondiente.
Una vez solicitado el ERTE, la empresa puede afectar a todos sus trabajadores o solo a parte de ellos. En el caso de afectar a todos los empleados, se trata de un ERTE de suspensión total. Si solo se ven afectados algunos empleados o se reduce su jornada, se denomina ERTE de reducción de jornada.
Es importante destacar que durante la duración del ERTE, los trabajadores afectados tienen derecho a percibir una prestación por desempleo, que será calculada según los periodos cotizados y la base reguladora del trabajador. Además, la empresa debe seguir cotizando a la Seguridad Social por los empleados afectados.
Una vez finalizada la situación de crisis o causa de fuerza mayor, la empresa puede reincorporar a los trabajadores afectados por el ERTE. Sin embargo, es necesario cumplir ciertos trámites legales y administrativos para asegurar una reincorporación efectiva y cumplir con las obligaciones laborales y fiscales.
En resumen, un ERTE permite a las empresas adaptarse a circunstancias extraordinarias y temporales, suspendiendo o reduciendo temporalmente los contratos de trabajo. Esto ayuda a evitar despidos masivos y protege a los trabajadores afectados, quienes tienen derecho a percibir una prestación por desempleo. Es importante recordar que tanto la solicitud como el final del ERTE deben seguir los trámites legales correspondientes.