La ley del divorcio en España fue aprobada el 22 de junio de 1981 por las Cortes Generales, el órgano legislativo del país. Esta ley puso fin a más de cuarenta años de dictadura franquista en la que el divorcio estaba prohibido.
El principal responsable de la aprobación de esta ley fue el entonces Ministro de Justicia, Fernando Ledesma. Él fue quien presentó el proyecto de ley al Parlamento y defendió su aprobación. La ley contó con el respaldo de los partidos políticos de izquierda, que veían en el divorcio una lucha por la igualdad y los derechos civiles.
El proceso de aprobación de la ley fue complicado y generó un intenso debate tanto en el Parlamento como en la sociedad española. Finalmente, después de varias modificaciones y negociaciones, la ley del divorcio fue aprobada con 165 votos a favor, 50 en contra y 17 abstenciones.
La aprobación de esta ley supuso un gran avance en materia de derechos civiles en España. A partir de entonces, las parejas que deseaban divorciarse podían hacerlo de forma legal y rápida, sin necesidad de acudir a procesos judiciales complicados y costosos.
Desde su aprobación, la ley del divorcio ha sido objeto de diversas modificaciones para adaptarse a los cambios sociales y culturales. Actualmente, en España el divorcio es un derecho reconocido y aceptado. Se considera una opción válida y legítima para las parejas que deciden poner fin a su matrimonio.