La palabra contributiva se refiere básicamente a la capacidad de algo o alguien para contribuir, y se utiliza principalmente en el ámbito económico y social. En este sentido, la contribución es la aportación de recursos o esfuerzos para lograr un objetivo común. En el contexto de los sistemas de seguridad social, como los que existen en muchos países, la contributividad se refiere al hecho de que los beneficios que se reciben dependen de las contribuciones que se hacen al sistema.
En este sentido, una pensión contributiva, por ejemplo, es aquella que se otorga a una persona que ha cotizado al sistema de seguridad social durante un determinado periodo de tiempo y que, por tanto, ha realizado una contribución económica a dicho sistema. De manera similar, una política social contributiva es aquella que se financia con las contribuciones de los ciudadanos y que, por tanto, depende de la capacidad económica de los mismos.
Por otro lado, la contributividad es también un concepto que se utiliza en el ámbito de la educación y la cultura, y que se refiere a la capacidad de los individuos para aportar al desarrollo de la sociedad a través de la producción y difusión de conocimientos y habilidades. En este sentido, la educación contributiva sería aquella que prepara a los individuos para que puedan hacer una contribución efectiva al avance de la sociedad y la cultura.