El ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una medida que adoptan algunas empresas para hacer frente a situaciones económicas adversas, como la actual crisis por la pandemia del COVID-19. Durante un ERTE, la empresa puede suspender temporalmente los contratos de trabajo o reducir la jornada laboral de sus empleados.
Durante el periodo de ERTE, la empresa tiene la obligación de abonar el 80% de la base reguladora de los trabajadores suspendidos, o la parte proporcional correspondiente a la reducción de jornada. Este pago se realiza a través de la Tesorería General de la Seguridad Social. La empresa también debe mantener al día las cotizaciones a la Seguridad Social.
La cantidad que paga la empresa varía en función del tipo de ERTE y de las condiciones laborales de los trabajadores. En el caso de los ERTEs por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, la empresa puede optar por abonar un complemento a la prestación por desempleo para alcanzar el 100% de la base reguladora.
Es importante tener en cuenta que en un ERTE, la empresa no tiene la obligación de continuar pagando los salarios en su totalidad. El gobierno ha establecido un sistema de ayudas para los trabajadores afectados por un ERTE, que incluye la prestación por desempleo y complementos a cargo de la empresa, en caso de que así lo decida.
En resumen, durante un ERTE, la empresa paga el 80% de la base reguladora de los trabajadores suspendidos o la parte proporcional según la reducción de jornada. La empresa también debe mantener al día las cotizaciones a la Seguridad Social. En algunos casos, la empresa puede abonar un complemento para alcanzar el 100% de la base reguladora. Es importante recordar que la empresa no tiene la obligación de pagar el salario completo durante un ERTE, ya que existen ayudas estatales para los trabajadores afectados por esta situación.
La empresa se encarga de pagar una parte de la Seguridad Social de sus empleados que se encuentran en ERTEs. Sin embargo, el importe exacto que debe abonar depende de varios factores.
En primer lugar, el tipo de ERTE en el que se encuentra el trabajador determinará el porcentaje de la Seguridad Social que debe pagar la empresa. Existen diferentes tipos de ERTEs, como el parcial o el total, y cada uno tiene un porcentaje específico a abonar.
Por otro lado, es importante tener en cuenta el salario del empleado para calcular el importe que debe pagar la empresa. La Seguridad Social se calcula en base al salario bruto, por lo que a mayor salario, mayor será la cantidad a abonar.
Además, existen beneficios fiscales para las empresas que se encuentran en situación de ERTE. Estos beneficios pueden reducir el importe que deben pagar por la Seguridad Social de sus empleados.
Por último, es importante tener en cuenta que la empresa no paga la totalidad de la Seguridad Social del empleado en un ERTE. Existe un límite máximo establecido por ley, por lo que la empresa solo debe abonar hasta esa cantidad.
En resumen, la empresa debe pagar una parte de la Seguridad Social del empleado que se encuentra en un ERTE, pero el importe exacto depende del tipo de ERTE, el salario del trabajador y los beneficios fiscales.
El ERTE es un procedimiento que puede suponer un gran impacto para una empresa. La implementación de un ERTE implica una suspensión temporal de los contratos de trabajo de parte o la totalidad de los empleados de una compañía. Durante este periodo, los empleados no trabajarán y no recibirán su salario completo.
Un ERTE puede ser necesario en situaciones de crisis económica o como respuesta a circunstancias extraordinarias. Este procedimiento permite a la empresa reducir los costos laborales de manera temporal, evitando despidos masivos y permitiendo su reactivación una vez superada la situación adversa.
Sin embargo, es importante señalar que un ERTE no es una solución definitiva, sino más bien una medida temporal. Durante el periodo de suspensión de los contratos, la empresa sigue teniendo ciertas obligaciones hacia sus empleados, como el pago de una parte de sus salarios y la cotización a la seguridad social.
Es fundamental que la empresa comunique de manera eficiente y transparente a sus empleados la situación y los detalles del ERTE. Esto ayudará a mantener un clima de confianza y minimizar el impacto negativo en la moral y motivación de los trabajadores. También es importante que la empresa cumpla con todos los plazos y requisitos legales establecidos por las autoridades laborales.
Otro aspecto a considerar es el impacto que un ERTE puede tener en la reputación de la empresa. Los clientes y proveedores pueden interpretar esta medida como una señal de debilidad o inestabilidad. Por ello, es importante que la empresa acompañe la implementación del ERTE de una estrategia de comunicación adecuada, explicando las razones y las medidas tomadas para superar la situación.
En resumen, un ERTE supone una medida temporal que permite a la empresa reducir sus costos laborales ante situaciones adversas. Sin embargo, es importante cumplir con las obligaciones legales y comunicar de manera adecuada esta medida a los empleados, clientes y proveedores para minimizar los impactos negativos tanto en el ámbito interno como externo.
En un ERTE, el pago al trabajador no lo realiza directamente la empresa, sino que es el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) quien se encarga de abonar las prestaciones por desempleo. Sin embargo, es la empresa la responsable de solicitar el ERTE y de informar al SEPE sobre la situación de sus empleados.
El mecanismo de pagos en un ERTE funciona de la siguiente manera: una vez que la empresa ha presentado la solicitud y esta ha sido aprobada, el SEPE realiza un pago mensual al trabajador en concepto de prestación por desempleo, equivalente al 70% de la base reguladora de su salario. Este porcentaje puede incrementarse en función del número de personas a cargo del trabajador.
Es importante destacar que durante el tiempo que dure el ERTE, los trabajadores mantienen su alta en la Seguridad Social y continúan acumulando cotizaciones. Además, la empresa puede complementar la prestación del SEPE si así lo acuerda con los representantes de los trabajadores o si lo establece el convenio colectivo.
En caso de que la empresa no pueda asumir el complemento económico, los trabajadores reciben únicamente la prestación por desempleo que abona el SEPE. No obstante, es importante destacar que esta prestación está sujeta a impuestos, por lo que el trabajador debe tenerlo en cuenta al gestionar sus finanzas durante el ERTE.
En resumen, en un ERTE, el pago directo al trabajador lo realiza el SEPE a través de las prestaciones por desempleo, mientras que la responsabilidad de la empresa se centra en solicitar el ERTE y en informar al SEPE sobre la situación laboral de sus empleados.
El ERTE, o expediente de regulación temporal de empleo, es una medida que permite a las empresas suspender o reducir la jornada laboral de sus trabajadores de forma temporal. Durante este período, los empleados reciben una prestación por desempleo, en lugar de su salario habitual.
En cuanto a la cotización de la empresa durante un ERTE, existen algunas consideraciones importantes. En primer lugar, es necesario recordar que durante el ERTE, la empresa continúa siendo responsable de las cotizaciones a la Seguridad Social, tanto las correspondientes a la empresa como las que le corresponden al empleado.
La base de cotización durante el ERTE se calcula en función de la retribución que el empleado habría percibido si estuviera trabajando a tiempo completo. Es importante destacar que no se tienen en cuenta las reducciones retributivas derivadas del ERTE. Esto significa que la empresa debe cotizar por la misma base que antes del ERTE, a pesar de que los empleados estén recibiendo solo una parte de su salario habitual.
Por otra parte, es fundamental tener en cuenta que la empresa debe seguir efectuando los ingresos correspondientes a las cotizaciones a la Seguridad Social en los plazos establecidos. No cumplir con esta obligación podría dar lugar a sanciones e incluso a la pérdida de los beneficios y exoneraciones que contempla el ERTE.
En definitiva, durante un ERTE, la empresa sigue cotizando a la Seguridad Social por las bases de cotización de los empleados, a pesar de que estos estén recibiendo una prestación por desempleo. Es crucial cumplir con los plazos y las obligaciones establecidas para evitar consecuencias negativas para la empresa.