Liquidación negativa es un término que se utiliza en el mundo financiero y de inversión para referirse a una situación en la que el valor de una posición es menor que cero. En otras palabras, la posición en cuestión ha perdido más valor del que se ha invertido originalmente.
Esta situación se puede dar en diferentes contextos, aunque es más común en operaciones que utilizan un alto nivel de apalancamiento. De esta forma, ante una caída repentina del precio de los activos subyacentes, el inversor puede verse obligado a cerrar su posición de forma automática, y en el peor de los casos, incluso a asumir pérdidas superiores al capital invertido.
Por esta razón, las liquidaciones negativas son consideradas un riesgo importante para los inversores que utilizan estrategias de trading con alto apalancamiento. Para prevenir este tipo de situaciones, es importante manejar adecuadamente los niveles de apalancamiento, establecer límites en las pérdidas y seguir una estrategia de gestión adecuada del riesgo.
Cuando un trabajador decide renunciar a su empleo, puede ser por diversas razones, pero siempre tiene derecho a una compensación económica. Si se trata de una baja voluntaria, el empleado debe conocer cuánto dinero le corresponde y en qué plazo tiene que recibirlo.
La indemnización por baja voluntaria no está contemplada en la legislación laboral española, pero los convenios colectivos pueden establecer una compensación, que normalmente está ligada a la antigüedad del trabajador en la empresa.
El importe a cobrar por la baja voluntaria va a depender de lo que se haya pactado en el convenio colectivo, o en su defecto, lo que haya acordado el trabajador y la empresa en el contrato de trabajo.
En todo caso, el trabajador tiene derecho a cobrar la nómina del mes trabajado y de los días pendientes proporcionalmente, es decir, la parte proporcional a los días trabajados. Además, se tiene que abonar la parte proporcional de las vacaciones no disfrutadas.
Por lo tanto, la empresa tiene la obligación de pagar al trabajador por la baja voluntaria la nómina, la parte proporcional de las vacaciones y la parte proporcional de la paga extra correspondiente al tiempo trabajado en ese año.
El finiquito y la indemnización son términos que suelen confundirse a menudo, pero en realidad son dos conceptos diferentes dentro del ámbito laboral.
El finiquito es un documento que se firma cuando el trabajador finaliza su contrato laboral con la empresa. Este documento recoge las cantidades pendientes que debe la empresa al trabajador, como puede ser la última nómina, vacaciones pendientes, etc.
La indemnización, por su parte, es una compensación económica que recibe el trabajador por diferentes motivos, como por ejemplo, en caso de despido improcedente, por accidente laboral o enfermedad profesional, entre otros. En este caso, la indemnización es una cuantía fijada legalmente que el empleador debe abonar al trabajador afectado.
Mientras que el finiquito se refiere a los pagos pendientes al finalizar la relación laboral entre el trabajador y la empresa, la indemnización es una compensación económica por el mal comportamiento de la empresa o por circunstancias desafortunadas y ajenas a la voluntad del trabajador. Es importante tener en cuenta que el finiquito y la indemnización son conceptos independientes y que, en muchas ocasiones, ambos pueden ser exigidos por el trabajador.
El fin de contrato es un momento en el que se producen ciertos trámites administrativos y económicos para el empleado y el empleador.
Para el trabajador, uno de los principales asuntos a los que hay que prestar atención es a los conceptos económicos que le corresponden por el término de la relación laboral, que quedan establecidos por la Ley de Trabajo.
Entre las compensaciones que se suelen recibir por finalizar el contrato se encuentran:
La indemnización por despido improcedente es un derecho que el trabajador tiene en el caso de que su empleador le haya despedido de manera ilegal. Esta indemnización va a depender de la antigüedad en la empresa y del salario que se haya cobrado.
El finiquito, por otro lado, incluye una serie de conceptos económicos correspondientes al último mes de salario que se ha cobrado, las vacaciones no disfrutadas, pagas extras pendientes, etc.
Prestaciones por desempleo, por su parte, son un derecho que tienen los trabajadores que han perdido su empleo de manera involuntaria y que les permitirán cobrar una cantidad económica por un tiempo determinado hasta que encuentren otro trabajo.
En definitiva, este momento puede resultar desconcertante para el trabajador, por lo que es conveniente que se asesore adecuadamente y conozca sus derechos a la hora de finalizar la relación laboral.
El finiquito es una indemnización que recibe el trabajador al finalizar su relación laboral con la empresa. Este pago incluye las cantidades correspondientes a las vacaciones no disfrutadas, la parte proporcional de la paga extra y la liquidación de otros conceptos como horas extras, comisiones, etc.
En ocasiones, las empresas pueden negarse a pagar el finiquito al trabajador. Una de las causas más comunes es que se considere que el trabajador ha incumplido alguna cláusula del contrato laboral, como faltar al trabajo sin justificación o no desempeñar correctamente sus funciones.
Otra de las situaciones en las que no se paga el finiquito es en caso de que se produzca un despido procedente, es decir, cuando la empresa despide al trabajador por motivos justificados, como causas económicas, disciplinarias o de organización. En estos casos, la empresa sólo está obligada a pagar la indemnización correspondiente por la extinción del contrato.
En resumen, el pago del finiquito depende del tipo de relación laboral que exista entre la empresa y el trabajador. Si se produce un despido según la ley, la empresa sólo deberá pagar la indemnización correspondiente. En cambio, si el trabajador cumple con sus obligaciones contractuales, tiene derecho a recibir el finiquito correspondiente al finalizar su relación laboral.