Las empresas o personas físicas que contratan servicios o realizan pagos a terceros deben retener una parte del dinero por concepto de impuestos. Esto quiere decir que, al momento de realizar un pago a un proveedor o a un trabajador, se debe restar una cantidad establecida por la ley y posteriormente presentar una declaración fiscal correspondiente.
Los epígrafes o actividades económicas que están obligados a retener son aquellos que se encuentran incluidos en la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR). Entre ellos se encuentran los servicios profesionales, honorarios, arrendamiento, intereses, regalías, dividendos, entre otros.
Cabe destacar que la obligación de retener impuestos no se aplica a todas las situaciones de pago. Por ejemplo, en el caso de los salarios y las prestaciones laborales, la empresa está obligada a realizar la retención y presentar la declaración correspondiente. Sin embargo, en el caso de los pagos por concepto de indemnización, esta obligación no aplica.
Es importante que las empresas y las personas físicas que realizan pagos a terceros estén al tanto de sus obligaciones fiscales para evitar infracciones y sanciones por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT). En caso de dudas o problemas para cumplir con estas obligaciones, es recomendable buscar asesoría de un experto en materia fiscal.
Para empezar, es importante destacar que la retención es un impuesto que se aplica sobre el importe de una factura emitida por un profesional. Sin embargo, hay ciertos casos en los que ese profesional no tiene que facturar con retención.
Uno de ellos es cuando se trata de actividades que no están sujetas a retención, como pueden ser los servicios prestados por profesionales autónomos a particulares o empresas. En estos casos, la factura se emite sin la aplicación de una retención y el cliente pagará el importe completo.
Otro caso en el que no se debe aplicar retención es cuando se trata de facturas emitidas a una empresa o profesional que tiene la consideración de pequeño empresario o profesional autónomo. En este caso, la normativa establece que no se debe aplicar retención a la factura emitida.
Por último, cabe mencionar que, en algunos casos, se puede estar exento de retención por Orden Ministerial o por concurrencia de determinadas circunstancias. Es importante consultar la normativa vigente para comprobar si se encuentran dentro de alguna de estas excepciones.
En el ámbito de los negocios y la prestación de servicios, es común que los profesionales deban realizar retenciones fiscales a sus clientes o proveedores. Estas retenciones representan una parte del monto total que la persona debe pagar y que se destina a cubrir los impuestos correspondientes.
Es importante destacar que no todos los profesionales están obligados a realizar retenciones, sino que dependerá del tipo de actividad que desempeñen y del régimen tributario al que se encuentren adheridos. Por ejemplo, en el caso de los trabajadores autónomos que realizan servicios a empresas, pueden estar obligados a practicar retenciones de Impuesto a las Ganancias o Impuesto al Valor Agregado (IVA) según el caso.
Otra situación que suele llevar a un profesional a tener que realizar retenciones es cuando tiene deudas o impuestos impagos. En estos casos, el organismo fiscal puede requerir que se realicen retenciones en las facturas a fin de garantizar el pago de estas obligaciones pendientes.
Conviene destacar que en algunos casos el profesional puede optar por no realizar retenciones voluntariamente aunque esté obligado a hacerlo. Para ello, deberá contar con la autorización del organismo fiscal competente y seguir ciertos procedimientos específicos.
En resumen, un profesional está obligado a realizar retenciones fiscales cuando la normativa tributaria así lo establece y dependerá de su actividad y régimen tributario. No obstante, siempre es conveniente asesorarse con un experto en la materia para conocer en detalle sus obligaciones y evitar posibles sanciones o multas.
En la mayoría de las transacciones económicas, el pagador está obligado a realizar una retención del impuesto correspondiente al beneficiario de la operación. Sin embargo, existe un conjunto de situaciones donde el pagador no está obligado a retener el impuesto correspondiente:
En resumen, existen diversas situaciones donde el pagador no está obligado a realizar una retención del impuesto correspondiente. Es importante conocerlas para evitar posibles errores en las transacciones económicas que puedan derivar en sanciones o multas.