La nulidad de un acto administrativo se da cuando este presenta algún tipo de irregularidad o incumplimiento de la ley, por lo que no puede producir efectos jurídicos. Algunas causas de nulidad pueden ser la falta de competencia del órgano que lo dictó, la ausencia de motivación o justificación, la violación de procedimientos establecidos por la ley, entre otras.
Cuando se declara la nulidad de un acto administrativo, se entiende que dicho acto nunca tuvo validez, por lo que se debe proceder a su anulación retroactiva y a la restauración de la situación anterior a su emisión. En algunos casos, la nulidad puede generar efectos secundarios como la responsabilidad patrimonial de la administración pública por los perjuicios causados a los implicados en el acto.
Para declarar la nulidad de un acto es necesario que se realice un procedimiento previo, en el que se expongan las razones por las que se considera que el acto es nulo y se otorgue un plazo a la administración para que subsane las irregularidades o presente argumentos que justifiquen la validez del acto. Si la administración no subsana las deficiencias o los argumentos no son válidos, se puede declarar la nulidad.
En resumen, la nulidad de un acto administrativo se da cuando presenta irregularidades que lo hacen contrario a la ley y sin validez jurídica. Las causas de nulidad pueden ser diversas y es necesario seguir un procedimiento para su declaración. La nulidad genera efectos retroactivos y puede acarrear responsabilidades a la administración pública.