Las cuentas realizables son aquellas que representan los valores que se espera recibir en un futuro cercano por la venta de bienes o servicios. Estas cuentas se clasifican como activos corrientes en el balance de una empresa, ya que representan un derecho a recibir efectivo en un plazo no mayor a un año.
Entre las cuentas realizables más comunes se encuentran las cuentas por cobrar, que representan el dinero que los clientes deben a la empresa por la venta de bienes o servicios a crédito. También se incluyen las cuentas por pagar, que son las obligaciones que se tienen con proveedores y otros acreedores por la compra de bienes o servicios a crédito.
Otras cuentas realizables pueden ser las anticipos a proveedores, que son los pagos adelantados por bienes o servicios que aún no se han recibido; los anticipos a empleados, que son los pagos adelantados por salarios o gastos de viaje que aún no se han devengado; y los impuestos a favor, que son los pagos anticipados de impuestos que la empresa tiene por recibir.
Es importante tener en cuenta que las cuentas realizables deben ser monitoreadas con regularidad, ya que su incumplimiento puede generar problemas graves en la empresa. Por ejemplo, si los clientes no pagan sus cuentas a tiempo, esto puede afectar la liquidez de la empresa, lo que a su vez puede generar problemas para el pago de proveedores y otros gastos importantes.
En resumen, las cuentas realizables son un elemento importante en la gestión financiera de una empresa, ya que representan el valor de los ingresos que se esperan recibir en el corto plazo. Sin embargo, es fundamental llevar un control adecuado y monitorear su cumplimiento de manera efectiva para garantizar la solidez financiera de la empresa.
El realizable es una de las dos partes en las que se divide el activo circulante de una empresa, siendo el otro el llamado disponible. Las cuentas del realizable son aquellas que reflejan los créditos a favor de la empresa que se espera se materialicen en un plazo determinado, como son los cobros pendientes de los clientes por la venta de bienes o servicios, y otros créditos como intereses a recibir o las %u2018facturas a cobrar%u2019.
Entre las cuentas del realizable podemos encontrar diversas clases de créditos a favor de la empresa, siendo uno de los más comunes las cuentas por cobrar, que suelen registrarse a través de facturas emitidas y no cobradas. Otra de las cuentas del realizable más comunes es la de anticipos a proveedores, que se suelen realizar previamente a la adquisición de más bienes o servicios y que en el futuro se convertirán en una deuda consolidada.
Para llevar una buena gestión de las cuentas del realizable es necesario tener en cuenta que algunas de ellas podrían convertirse en incobrables. Las empresas deben tomar medidas para reducir al máximo el riesgo de estas cuentas, que pueden causar importantes pérdidas a la empresa. Es importante tener una buena previsión de las cuentas del realizable para poder tomar decisiones acertadas y anticiparse a cualquier problema financiero que pueda surgir.
En un balance general, los realizables son aquellos bienes y derechos que la empresa espera convertir en dinero en un futuro cercano, normalmente dentro del transcurso de un año. Estos realizables pueden incluir cuentas por cobrar a clientes, documentos por cobrar y anticipos y depósitos.
Los realizables son importantes en un balance porque representan una fuente potencial de efectivo para la empresa. Con frecuencia, las empresas necesitan invertir en nuevos proyectos y oportunidades de crecimiento para aumentar su rentabilidad. Si la empresa no tiene suficiente efectivo, poder convertir los realizables en efectivo puede ser la clave para financiar estos nuevos proyectos.
Es importante destacar que aunque los realizables pueden parecer un activo valioso, también hay algunos riesgos asociados con ellos. Si un cliente no paga su cuenta, la empresa puede sufrir una pérdida financiera. Además, si una empresa depende demasiado de los realizables para financiar sus operaciones, puede encontrarse en una situación difícil si no puede convertirlos en efectivo a tiempo para pagar sus facturas.
En conclusión, en un balance general, los realizables son bienes y derechos que la empresa espera convertir en dinero en el corto plazo. Aunque representan una fuente potencial de efectivo para la empresa, también pueden llevar riesgos. Por lo tanto, es importante que las empresas realicen un seguimiento y control efectivo de sus realizables para garantizar su salud financiera a largo plazo.
El activo realizable es la suma de los bienes o recursos que una empresa tiene la capacidad de convertir en efectivo en el corto plazo. El activo realizable incluye cuentas por cobrar, títulos valores y efectivo en caja y bancos.
Las cuentas por cobrar son las facturas o documentos que la empresa tiene pendientes de cobro por ventas a crédito realizadas a sus clientes. Estos documentos incluyen información detallada sobre el cliente, el producto y el plazo de pago.
Los títulos valores son documentos que representan un derecho de crédito sobre una entidad. Estos pueden ser bonos, acciones y otros instrumentos financieros. La empresa puede comprar y vender estos títulos para obtener beneficios financieros y aumentar su capitalización.
El efectivo en caja y bancos es la cantidad de dinero líquido en poder de la empresa. Incluye el dinero en las cajas registradoras, en las cuentas bancarias y los depósitos a corto plazo. Es importante controlar y gestionar adecuadamente el efectivo disponible para evitar problemas de liquidez.
En resumen, los elementos del activo realizable son fundamentales para la gestión financiera de una empresa. La gestión adecuada de las cuentas por cobrar, los títulos valores y el efectivo disponible permiten a la empresa tener una mejor planificación y control de sus recursos financieros, lo que puede generar mayores beneficios y fortalecer su posición en el mercado.
Las acciones realizables son un conjunto de operaciones que se pueden realizar con la finalidad de cumplir un objetivo específico y que, en consecuencia, son susceptibles de ser ejecutadas. Estas acciones pueden ser diversas, desde la implementación de nuevas políticas en una empresa, hasta la realización de una investigación en una universidad.
Para llevar a cabo estas acciones, es necesario contar con un plan de trabajo detallado que permita identificar todos los pasos necesarios para su realización. En este sentido, es preciso definir con precisión el objetivo que se busca alcanzar y a partir de ahí, establecer los diferentes pasos que se deben dar para lograrlo.
Una de las características más relevantes de las acciones realizables es que se pueden medir y cuantificar. Es decir, se pueden establecer indicadores que permitan el seguimiento y evaluación de su cumplimiento. De esta manera, se puede determinar si se están logrando los objetivos establecidos, y hacer ajustes y correcciones en caso de ser necesario.
En resumen, las acciones realizables son fundamentales para alcanzar objetivos específicos dentro de una organización. Son acciones que se pueden ejecutar, medir y ajustar, y que son esenciales para el éxito de cualquier proyecto o estrategia.