El ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una medida que adoptan las empresas para hacer frente a una situación de crisis, como puede ser la actual pandemia de la COVID-19. Esta herramienta permite suspender temporalmente los contratos de los trabajadores o reducir su jornada laboral.
Si la empresa decide aplicar un ERTE a tiempo parcial, es decir, reducir la jornada laboral de los trabajadores, el cálculo será proporcional al tiempo trabajado y se deben tener en cuenta varios factores.
Lo primero que se debe hacer es calcular el número de horas afectadas por el ERTE. Este número se obtiene restando las horas que el trabajador hubiera trabajado sin el ERTE a las horas que trabajará con el ERTE.
Una vez se tiene el número de horas afectadas, se debe calcular la compensación económica correspondiente. Esta compensación es del 70% de la base reguladora durante los primeros 180 días y del 50% a partir de ese momento.
Además, en el caso de los trabajadores a tiempo parcial, hay que tener en cuenta el porcentaje de reducción de jornada y el sueldo bruto mensual. Para calcular el sueldo bruto mensual, se debe multiplicar el salario hora por el número de horas trabajadas al mes y sumar el prorrateo de las pagas extraordinarias.
Por último, cabe destacar que esta medida tiene una duración máxima de seis meses, pero puede ser prorrogada si la situación económica de la empresa no mejora.
El cálculo de los días trabajados a tiempo parcial para el desempleo se realiza en función de las horas trabajadas cada semana. Es importante tener en cuenta que el desempleo a tiempo parcial solo se aplica a aquellos trabajadores que han perdido su empleo a tiempo completo y han aceptado un empleo a tiempo parcial.
Para calcular los días trabajados a tiempo parcial, se suman las horas trabajadas en cada semana y se divide entre el número de horas de trabajo a tiempo completo en esa industria. Esta tasa se conoce como tasa de empleo a tiempo parcial. Por ejemplo, si la tasa de empleo a tiempo parcial es del 50%, un trabajador que trabaja 20 horas a la semana se considerará haber trabajado el equivalente a 10 horas a tiempo completo.
El cálculo se realiza semanalmente en lugar de mensualmente para determinar si un trabajador cumple con el requisito de trabajar a tiempo parcial para recibir los beneficios de desempleo. Es importante tener en cuenta que el ingreso ganado durante la semana afectará la cantidad de beneficios de desempleo que se recibirán. Si un trabajador gana más de la cantidad de beneficios a la que tiene derecho, es posible que no reciba un pago de desempleo para esa semana en particular.
Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una medida adoptada por empresas en situaciones económicas difíciles. En la situación actual que vivimos debido a la pandemia, muchas empresas han tenido que acogerse a esta medida para poder mantener su plantilla y no cerrar.
Si hablamos de un ERTE parcial, significa que la empresa reduce la jornada de trabajo de sus empleados y por lo tanto sus ingresos. Ante esta situación, los trabajadores tienen derecho a percibir una prestación por desempleo que compensa parcialmente la pérdida de salario.
El consumo de paro en un ERTE parcial depende del porcentaje de reducción de jornada que se aplique. Si se reduce la jornada un 10%, el trabajador tendrá derecho a percibir el 10% de la prestación por desempleo, si se reduce un 50%, la prestación será del 50% y así sucesivamente.
Es importante tener en cuenta que el consumo de paro en un ERTE parcial no afecta a la duración total de la prestación por desempleo. El trabajador seguirá teniendo derecho a la misma duración de prestación que le correspondería si no hubiera estado en un ERTE parcial.
En resumen, el consumo de paro en un ERTE parcial depende de la reducción de jornada aplicada y no afecta a la duración total de la prestación por desempleo. Es una medida que permite a las empresas afrontar situaciones económicas difíciles y a los trabajadores a percibir una compensación por la pérdida de salario.
El ERTE parcial es una medida laboral que permite a las empresas reducir la jornada y el salario de sus empleados de manera temporal, con el objetivo de paliar situaciones de crisis o falta de trabajo. A diferencia del ERTE total, en el que se suspenden temporalmente los contratos de trabajo, en el ERTE parcial los empleados siguen trabajando, aunque con una reducción de horas y sueldo.
Para poder llevar a cabo un ERTE parcial, la empresa debe justificar la situación de crisis o falta de trabajo que lo motiva, y debe seguir ciertos procedimientos legales para su implementación, como la negociación con los representantes de los trabajadores y la comunicación a la autoridad laboral competente.
El ERTE parcial puede afectar a una parte de la plantilla o a toda ella, y puede tener una duración determinada o indefinida, según las circunstancias que lo originen. Durante el período de aplicación del ERTE parcial, la empresa está exenta de algunos costes laborales, como las cotizaciones a la seguridad social o la indemnización por despido.
El ERTE parcial ha sido una medida muy utilizada durante la pandemia de la COVID-19, como forma de mantener el empleo y la actividad económica de las empresas, y ha sido objeto de diversas modificaciones y adaptaciones normativas para su aplicación. Su uso ha generado controversia en algunos casos, por la posible vulneración de derechos laborales, aunque en general se considera una medida necesaria y útil en situaciones de crisis empresarial.
En primer lugar, es importante destacar que la base reguladora es el importe sobre el cual se calcula la prestación por desempleo en caso de despido. En el caso de los contratos a tiempo parcial, la base reguladora se calcula de forma proporcional a las horas trabajadas en relación a la jornada completa.
Para determinar la base reguladora, se debe calcular el promedio de las bases de cotización de los últimos seis meses trabajados. En el caso de trabajadores a tiempo parcial, se toma como base el promedio de las bases de cotización correspondientes a la jornada a tiempo completo. Esta base de cotización se divide entre el número de horas trabajadas en esa misma jornada completa.
Por ejemplo, si un trabajador tiene un contrato a tiempo parcial de 20 horas semanales y la jornada completa es de 40 horas semanales, se tomará como base el promedio de las bases de cotización de dicha jornada completa. Si este promedio es de 1.200 euros al mes, se dividirá entre las 40 horas de la jornada completa, lo que resulta en una base de cotización de 30 euros por hora. Por tanto, la base reguladora del trabajador a tiempo parcial sería de 600 euros al mes, que es el resultado de multiplicar las 20 horas trabajadas por el importe de 30 euros por hora.
En resumen, la base reguladora en contratos a tiempo parcial se calcula dividiendo el promedio de las bases de cotización correspondientes a la jornada completa entre el número de horas de esa misma jornada completa, y posteriormente multiplicando ese resultado por las horas trabajadas en el contrato a tiempo parcial. De esta forma se garantiza la proporcionalidad en el cálculo de la prestación por desempleo en caso de despido.