El ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es una medida implementada por las empresas para reducir la carga laboral y los costos durante situaciones excepcionales, como puede ser una crisis económica o una pandemia como la que estamos viviendo actualmente.
En el caso de la paga extra, el ERTE puede afectar de diferentes maneras dependiendo de las circunstancias y acuerdos establecidos entre la empresa y los trabajadores. En general, se puede decir que el ERTE afecta a la paga extra en términos de la cuantía que se recibe y la forma en que se abona.
En primer lugar, es importante destacar que durante un ERTE, los trabajadores pueden ver reducido su salario mensual. Esto implica que la paga extra también se verá afectada, ya que se calculará sobre una base salarial más baja. Esto significa que el importe final de la paga extra puede ser inferior al que se recibiría en condiciones normales.
Por ejemplo, si un trabajador tiene un salario mensual de 1.000 euros y durante el ERTE se le reduce el sueldo a la mitad, su base salarial será de 500 euros. En este caso, la paga extra se calculará sobre esos 500 euros, lo que implicará un importe menor al habitual.
En segundo lugar, es importante mencionar que la forma en que se abona la paga extra durante un ERTE también puede verse modificada. Dependiendo de las condiciones establecidas en el acuerdo entre la empresa y los trabajadores, es posible que se realice el pago en diferentes plazos o de forma prorrateada a lo largo del período de ERTE.
Esto significa que el trabajador puede recibir la paga extra de forma fraccionada a lo largo del tiempo que dure el ERTE, en lugar de recibir el importe total en una única suma. Esta situación puede suponer una dificultad económica para los trabajadores, ya que no disponen del importe total de la paga extra de forma inmediata.
En resumen, el ERTE afecta a la paga extra en términos de la cuantía que se recibe y la forma en que se abona. La reducción del salario durante el ERTE implica una base salarial menor para el cálculo de la paga extra, lo que implica un importe final inferior. Además, el pago de la paga extra puede realizarse de forma fraccionada o prorrateada a lo largo del período de ERTE, lo que puede suponer una dificultad económica para los trabajadores.
En el contexto de los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo), es importante entender qué se cobra durante este periodo. Los ERTE surgen como una medida para empresas que se encuentran en situaciones de crisis económica o causas de fuerza mayor.
En un ERTE ejemplo, los trabajadores percibirán una prestación económica conocida como paro, la cual es establecida en base a su salario. Esta prestación se cobra a través del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y su duración depende del tiempo que dure el ERTE.
Dentro del ERTE, los trabajadores tienen derecho a cobrar el 70% de la base reguladora durante los primeros 180 días y a partir del día 181, el porcentaje aumenta al 50%. Es importante mencionar que estos porcentajes pueden variar en función del convenio colectivo de cada empresa.
Además de la prestación económica, los trabajadores en un ERTE también tienen derecho a cobrar las pagas extra proporcionales al tiempo trabajado. Estas pagas se calculan dividiendo la cuantía anual de las mismas entre 12 meses y multiplicándolas por los meses trabajados en el año.
En resumen, en un ERTE ejemplo, los trabajadores cobrarán una prestación económica a través del SEPE, la cual corresponde al 70% de su base reguladora durante los primeros 180 días y al 50% a partir del día 181. Además, tienen derecho a cobrar las pagas extra proporcionales al tiempo trabajado.
Un ERTE o Expediente de Regulación Temporal de Empleo es una medida que se utiliza en situaciones extraordinarias, como la actual crisis sanitaria, para suspender o reducir temporalmente la jornada laboral de los trabajadores de una empresa.
Esta medida tiene un impacto directo en la situación laboral de los empleados afectados por el ERTE. En primer lugar, la principal afectación es la reducción de su salario. Durante el periodo en el que el ERTE está activo, el trabajador verá disminuidos sus ingresos, ya sea porque se le suspenda completamente el contrato o porque se le reduzca la jornada laboral.
Además de la reducción salarial, otro efecto del ERTE es la inestabilidad laboral. Al verse afectado por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, el trabajador pasa a formar parte de un grupo que puede ser seleccionado para ser incluido en el ERTE, lo que genera incertidumbre y preocupación en relación a su continuidad laboral y futuro profesional.
El impacto psicológico también es una realidad para los trabajadores en ERTE. El estrés y la ansiedad pueden aumentar debido a la incertidumbre económica y emocional derivada de la situación. La falta de estabilidad y la preocupación por la recuperación del empleo pueden afectar negativamente la salud mental de los trabajadores.
Otro aspecto a considerar es que, durante el periodo de suspensión de contrato o reducción de jornada, el trabajador afectado por el ERTE tiene limitada su libertad para buscar otro empleo. Esto se debe a que sigue estando vinculado laboralmente a la empresa que ha solicitado el ERTE y, por lo tanto, está obligado a permanecer disponible para su reincorporación cuando finalice el expediente.
En resumen, un ERTE afecta al trabajador de diversas maneras: reducción salarial, inestabilidad laboral, impacto psicológico y limitaciones en la búsqueda de empleo. Es crucial que los empleados afectados estén informados y busquen apoyo tanto en la empresa como en los servicios públicos para hacer frente a las dificultades que puedan surgir durante esta situación.
En España, los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) son una medida que permite a las empresas suspender o reducir temporalmente los contratos de sus trabajadores debido a situaciones excepcionales. Durante la crisis del COVID-19, los ERTE se convirtieron en una herramienta fundamental para proteger el empleo y garantizar la supervivencia de muchas empresas.
Una de las condiciones impuestas para los ERTE es que las empresas deben abonar el 70 por ciento del salario de sus trabajadores afectados. Sin embargo, surge la pregunta: ¿quién paga el 30 por ciento restante?
En este caso, esa parte del salario es asumida por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que se encarga de abonar la prestación por desempleo correspondiente al 30 por ciento del salario base de los trabajadores afectados por el ERTE.
El SEPE es el organismo que gestiona las prestaciones por desempleo en España, y durante la crisis del COVID-19 ha tenido un papel crucial en la administración de los pagos correspondientes a los trabajadores afectados por los ERTE.
Es importante destacar que tanto el pago del 70 por ciento realizado por las empresas como el del 30 por ciento asumido por el SEPE son temporales y tienen como objetivo garantizar una parte del salario de los trabajadores mientras dure la situación excepcional que motiva el ERTE.
En resumen, en un ERTE en España, las empresas deben abonar el 70 por ciento del salario de los trabajadores afectados, mientras que el SEPE se encarga de pagar el 30 por ciento restante en concepto de prestación por desempleo. Esto permite mantener, aunque sea parcialmente, los ingresos de los empleados en un momento de incertidumbre y dificultades económicas.
Un trabajador en ERTE es aquel que se encuentra en una situación de suspensión temporal de empleo y reducción de jornada. Durante este periodo, la empresa debe asumir el pago de diferentes conceptos relacionados con el trabajador.
En primer lugar, la empresa debe abonar el salario correspondiente a las horas efectivamente trabajadas, de acuerdo a lo establecido en el contrato laboral. Esto implica que las horas que el trabajador esté en activo deberán ser remuneradas por la empresa de forma habitual.
Por otro lado, la empresa también debe hacerse cargo del pago de las cotizaciones sociales del trabajador durante el periodo de suspensión o reducción de jornada. Estas cotizaciones incluyen los conceptos de Seguridad Social, desempleo, formación profesional y Fondo de Garantía Salarial.
En cuanto a las prestaciones por desempleo, el trabajador en ERTE tiene derecho a percibir una prestación económica por parte del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Esta prestación cubre una parte del salario que el trabajador dejará de percibir debido a la suspensión de empleo o reducción de jornada.
La empresa también debe abonar la parte no cubierta por estas prestaciones por desempleo al trabajador en ERTE. Es decir, si el SEPE cubre un porcentaje del salario, la empresa debe completar la diferencia hasta alcanzar el salario que el trabajador percibiría en condiciones normales.
En resumen, una empresa en ERTE debe pagar el salario de las horas trabajadas, asumir el pago de las cotizaciones sociales y complementar las prestaciones por desempleo en caso de que la parte cubierta por el SEPE sea inferior al salario del trabajador.