¿Qué es un autónomo societario?

Un autónomo societario es un profesional por cuenta propia que se encuentra integrado en una sociedad mercantil, es decir, su actividad se desarrolla en el seno de una empresa.

Esta figura, también conocida como autónomo colaborador, cuenta con ciertas ventajas fiscales y administrativas como cotizar en el Régimen General de la Seguridad Social y no tener que darse de alta como empresario individual.

Para ser autónomo societario, es necesario contar con un contrato de trabajo en la sociedad correspondiente y estar dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social. Además, su sueldo puede estar compuesto tanto por una parte fija como por una parte variable en función del rendimiento empresarial.

La figura del autónomo societario suele ser utilizada en negocios familiares o pequeñas empresas donde varios miembros de una familia se dedican a la misma actividad, ya que se puede compartir el esfuerzo y la responsabilidad de la gestión administrativa de la empresa.

En definitiva, ser autónomo societario implica formar parte de una empresa y gozar de ciertas ventajas a nivel fiscal y administrativo, lo que lo convierte en una buena opción para aquellos profesionales que desean desarrollar su actividad bajo un contexto empresarial.

¿Qué diferencia hay entre autónomo y autónomo societario?

Si estás pensando en emprender un negocio, es importante que sepas las diferencias entre ser autónomo y autónomo societario. Aunque ambos tienen el mismo perfil laboral, existen algunas diferencias importantes que debes conocer.

En primer lugar, ser autónomo implica que eres una persona física que trabaja por cuenta propia, sin vínculos con ninguna otra entidad. También significa que eres el único responsable de todas y cada una de las obligaciones tributarias y legales de tu empresa.

Por otro lado, ser autónomo societario implica que estás asociado con otros individuos o empresas, y que colaboráis juntos en la gestión y desarrollo del negocio. Este tipo de sociedad suele adoptar la forma de una Sociedad Limitada (SL), una forma jurídica que implica compartir las responsabilidades legales y fiscales entre los miembros de la sociedad.

Otra diferencia entre ambos es el nivel de responsabilidad que asumes. En el caso del autónomo, todas las obligaciones y responsabilidades legales recaen sobre él o ella. En cambio, en el caso del autónomo societario, la responsabilidad está compartida entre los miembros de la sociedad, lo que reduce el riesgo para cada uno de ellos.

Además, la forma jurídica de autónomo societario ofrece muchas ventajas en términos de financiación. Por ejemplo, al tener una sociedad SL, es más fácil obtener préstamos bancarios, ya que se cuenta con el respaldo de la sociedad.

En conclusión, ser autónomo o autónomo societario requiere conocimiento y responsabilidad. Antes de decidir cuál es la mejor opción para tu empresa, es importante tener en cuenta las diferencias entre ambos y evaluar las ventajas y desventajas de cada uno.

¿Quién tiene que ser autónomo societario?

El autónomo societario es una figura jurídica que se aplica a aquellos trabajadores autónomos que realizan su actividad económica en forma de sociedad mercantil. Es decir, son aquellos que constituyen una empresa con un fin económico y que están obligados a inscribirse en el Registro Mercantil.

Para ser autónomo societario, es necesario cumplir una serie de requisitos. En primer lugar, se deben establecer las formas jurídicas que pueden adoptar, como la Sociedad Limitada (SL) o la Sociedad Anónima (SA). Además, para ser autónomo societario, se debe tener domicilio fiscal en España y estar dado de alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE).

Es importante señalar que no todos los trabajadores autónomos pueden ser autónomos societarios. Solo aquellos que realizan su actividad económica de forma societaria, es decir, que forman parte de una sociedad mercantil, pueden acogerse a esta figura.

Otro requisito necesario para ser autónomo societario es tener un capital social mínimo, que varía dependiendo de la forma jurídica adoptada. Así, para constituir una sociedad limitada se requiere un capital social de al menos 3.000 euros, mientras que para una sociedad anónima se exige un capital mínimo de 60.000 euros.

En definitiva, ser autónomo societario supone un paso más allá en la gestión de una actividad empresarial. Esta figura jurídica requiere una mayor inversión económica, pero también ofrece mayores beneficios y posibilidades de crecimiento.

¿Cómo puedo saber si soy autónomo societario?

Si te has planteado la pregunta de cómo saber si eres autónomo societario, es posible que seas una persona que ha montado una empresa o quiere hacerlo pronto. Ser autónomo societario significa que trabajas por cuenta propia, pero tu empresa tiene personalidad jurídica propia y limita la responsabilidad de los socios.

Para saber si eres autónomo societario, tendrás que comprobar si la empresa se ha constituido como una sociedad limitada unipersonal o una sociedad anónima unipersonal. En estos casos, el empresario persona física se considera autónomo societario, ya que ha constituido una sociedad con todos los trámites correspondientes.

Además, los autónomos societarios tienen diferentes obligaciones fiscales y tributarias en comparación con los autónomos ordinarios. Por tanto, es recomendable informarte sobre las leyes y regulaciones que se aplican a este tipo de trabajadores.

En conclusión, para saber si eres autónomo societario, deberás comprobar si la empresa se ha constituido como sociedad limitada unipersonal o sociedad anónima unipersonal, y conocer las regulaciones fiscales y tributarias que les corresponden.

¿Que tiene que pagar un autónomo societario?

Si eres un autónomo societario, es importante que sepas cuáles son los gastos a los que tendrás que hacer frente en el ejercicio de tu actividad. A continuación, te detallamos los principales conceptos que deberás pagar:

  • Cotización a la Seguridad Social: como autónomo societario, deberás darte de alta en el Régimen de Autónomos de la Seguridad Social y cotizar mensualmente. La cuota dependerá de la base de cotización que elijas.
  • Impuesto de Sociedades: si tu actividad como autónomo se lleva a cabo a través de una sociedad, tendrás que pagar el Impuesto de Sociedades anualmente, que grava los beneficios obtenidos.
  • IVA: deberás repercutir el IVA en las facturas que emitas y liquidarlo trimestralmente a través del modelo 303.
  • IRPF: como autónomo societario, tendrás que practicar retenciones de IRPF a tus empleados y presentar trimestralmente el modelo 111.
  • Otros impuestos y tasas: dependiendo de tu actividad y situación, es posible que tengas que pagar otros impuestos y tasas como, por ejemplo, el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) o la Tasa de Basuras.

Es importante que lleves un control exhaustivo de los gastos y de las obligaciones fiscales a las que tienes que hacer frente, para evitar sorpresas desagradables y cumplir con tus obligaciones tributarias.

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